lunes, 3 de agosto de 2009

“Vamos a sustituir importaciones”


Alto precio a pagar por el desenfreno presidencial…
Todos se preguntan lo que nos afectaría de este lado de la frontera un cierre comercial de la frontera binacional. La respuesta es: mucho. Por ello nunca se ha pasado de la amenaza a la acción. Por ello los tanques nunca llegaron ni a Valencia: Por eso el Presidente se desboca primero y alguien reflexiona después.
Son más de 2.000 productos y 6.000 millones de dólares los que en el 2009 conforman la cesta de importación venezolana de suelo neogranadino. Pero están concentrados en algunos rubros de enorme importancia para Venezuela: alimentación, vestido, insumos industriales para la industria del empaque, repuestos y vehículos, petroquímicos y gas con el que se genera buena parte de la electricidad de Zulia y de la petroquímica de El Tablazo. Todo ello es sustituible en el mediano plazo pero con alto costo para el gobierno. Esa es otra de las razones por lo que arrugará también esta vez.
Lo que si seguirá buscando es una vía para darle un golpe bajo, donde mas duela, a “la oligarquía colombiana”, a la que equivocadamente confunden con el sector productivo ultra-trabajador y exitoso de mas allá del Arauca. La acción retaliadora que pudieran emprender se parecería mas a la que impuso Ecuador, el enemigo colombiano de su otra frontera: aranceles a las importaciones de proveniencia Colombia, con lo cual intentaría sacarlas de mercado o provocar artificialmente una mayor competitividad de los mismos productos provenientes de otros orígenes, como Brasil. También esto tendría un precio para la Revolución: el del encarecimiento de la vida de los venezolanos, un tema que junto con el de la inseguridad y el de las lesiones a la propiedad privada, vienen castigando al gobierno severamente en las encuestas, incluso dentro del propio terreno de sus correligionarios. Este riesgo tardaría un tiempo en hacerse sentir, mientras se agotan los inventarios, solo que cuesta creer que, con la popularidad presidencial que ya lleva plomo en el ala, su Sala Situacional se incline por una estrategia que puede restarle más puntos al gobierno de apego popular. Sobre todo cuando, colateralmente, alguien debe estar sacando la cuenta de a favor de quien se contabilizarán los votos del 12% de la población electoral que son hijos de colombianos.
Pero el peor de los coletazos es el que habrá del lado de la inhibición de la inversión y este alcanza más a otros países que a los propios colombianos. Estos, salvo algunas excepciones, desde hace años retiraron sus plantas y proyectos industriales de Venezuela y han mantenido en el país eficientes cabezas comerciales que alimentan la demanda criolla desde afuera. La desastrosa frase de “ revísenme las inversiones” con la que quedó claro frente al mundo el daño mayúsculo que desde la presidencia se puede infligir a quien se arriesgue a poner sus dineros y tecnologías dentro de las fronteras bolivarianas se ha repetido en español, ingles y portugués en la prensa de todo el continente:
De este episodio la Revolución no recoge nada bueno porque su hora es mala, por que el país esta manifestando su cansancio y porque los colombianos, a la postre, junto con el Gobierno de Suecia -que ni tiene bases militares americanas ni tiene vocación imperialista- son los tienen la sartén por el mango, si resuelven irse con sus pruebas al Tribunal Internacional de la Haya.
Columna Colombia en Capsulas publicada en El Nacional el 1-8-09

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