martes, 23 de marzo de 2010

El Papa le puso el pecho a los irlandeses



La Iglesia ha salido mal parada de los abusos de los sacerdotes. Pero Benedicto XVI está dispuesto a enmendar la plana.


El tema de hoy es delicado: los abusos sexuales y la violencia infantil dentro de la Iglesia Católica. El tema está en el tapete porque el sábado pasado al Papa Benedicto XVI le ha tocado dar el frente en nombre de la Iglesia que preside y pedir públicamente perdón por los pecados de sus sacerdotes que han cometido en el terreno del maltrato y abuso de menores. El fin de semana se publicó una carta dirigida a los irlandeses que busca es apaciguar los ánimos por casos recientes de pederastía en ese país que le han dado la vuelta al mundo de manera noticiosa.
Se trata de un escándalo de enormes proporciones que no ha podido ser acallado y que ha obligado al gran jerarca de la Iglesia católica a pronunciarse y a aplicarle un buen jalon de orejas a los obispos que tuvieron que manejar el penoso caso irlandés. De que se trata el asunto? . Digamos antes que nada que el tema de la violencia contra los menores y los abusos sexuales de niños no son nuevos en la humanidad, solo que de un tiempo a esta parte ha salpicado groseramente a la Iglesia católica
Alemania se estremeció no hace mucho por las revelaciones sobre tratamiento violento y abusos contra menores en los que incurrieron hacen varios años más de 150 sacerdotes. Las denuncias que por lo general surgen años después de los delitos señalan que el padre George Ratzinger, hermano del Santo Padre, director de la Coral de la Catedral de Regensburg, maltrataba a los menores que formaban parte del grupo musical. Lo que se destapó en Alemania también señalaba al actual Papa Benedicto XVI.
El Ministro de Justicia alemán acusó a la Iglesia de haber tendido "un muro de silencio" que obstaculizó numerosos procesos contra los curas acusados. Las autoridades alemanas le imputan al Santo Padre que, siendo arzobispo de Múnich entre 1977 y 1982, no fue que maltrató a nadie, pero optó por silenciar y manejar con hermética reserva los casos de pederastia de esa comunidad. Muchos clérigos que habían protagonizado abusos a menores fueron trasladados por sus superiores a otras diócesis o sometidos a tratamientos psiquiátricos, pero no se informó a las autoridades sobre sus delitos.
Mas recientemente estalla en la poderosa comunidad católica de Irlanda otra bomba similar de denuncias de pederastia sobre 10º niños y este ultimo hecho es el que lleva al Papa a ponerle el pecho frontalmente a los pecados y delitos de sus sacerdotes. Se terminó la forma equivocada de actuar que consiste en meter el sucio debajo de la alfombra que lo ha hecho es dañar la buena imagen de la Iglesia católica. La falta de aplicación de la ley no solo ha desprestigiado a la Iglesia sino que la ha obligado a indemnizaciones millonarias a favor de las víctimas.
Todo lo anterior llevó a Benedicto a tomar al toro por las astas y enfrentar el nuevo caso de denuncias de pederastia sobre cientos de niños, esta vez en Irlanda. El Vaticano ha sido ahora más correcto en el manejo de estos temas: ha informado a las autoridades de todo episodio de maltrato, ha reconocido abiertamente sus fallas y ha hecho un contrito mea culpa. Y el Papa, por ultimo se ha sentido en la necesidad de hacer pública su posición a través de una carta.
Benedicto XVI promete en ella un trato justo para los agraviados y vigilancia sobre el comportamiento de los sacerdotes. Ha advertido a esos sacerdotes que deben responder ante Dios y los tribunales y ha ordenado una inspección de las diócesis y seminarios donde se cometieron esos abusos. De esta manera el Papa espera lograr el camino de la curación, de la renovación y de la reparación. Pero sobre todo busca renovar la confianza que se ha perdido en la función del sacerdocio y de la vida religiosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario