lunes, 22 de marzo de 2010

Reforma de salud: ¿Acierto o suicidio?

Al fin Barak Obama pegó una. Pero esta fue grande y le demostró al país que cuando el Jefe del Estado gringo se decide a apostarlo todo por una causa consigue lo que quiere, aun que el margen de la victoria haya sido pequeño.


En la Casa Blanca finalmente deben estar durmiendo tranquilos desde ayer después de un año y medio de duro batallar para hacer aprobar una reforma al sistema de salud. Nunca se había visto a un presidente invertirse tanto y con tanta fuerza por una buena causa. Barak Obama estaba feliz después de la votación parlamentaria que le dio la luz verde al proyecto de ley que el presidente viene negociando desde tanto tiempo. La nueva ley le ofrece beneficios concretos en materia de protección de salud a millones de personas y permitirá obtener pólizas a una parte importantísima de la población, 47 millones de personas entre ellos 14 millones de latinos que no podían ni soñar en sufragarse un seguro medico. Los cambios en la legislación son importantísimos. Ahora ninguna empresa de seguros podrá negarle la cobertura a un niño que tenga una condición médica preexistente como asma, por ejemplo. Esta es la reforma del sistema sanitario estadounidense más relevante de las últimas cuatro décadas. Tanto los defensores como los detractores tuvieron que reconocer la naturaleza histórica de la votación del domingo, porque universalizar el sistema sanitario en Estados Unidos es una cuesta muy empinada. El proyecto de ley obliga por primera vez a todos los estadounidenses a adquirir algún tipo de seguro médico y extenderá la cobertura a aquellos que no se lo puedan permitir. En total, trata de cubrir a unos 32 millones de personas que actualmente no están aseguradas. Desde que el presidente Barak Obama entró en el oval office , la aprobación de esta medida ha sido prioritaria y ahora le tocará convencer a los votantes de que valió la pena, ya que la mayoría de la población , casi todo el 85% que si tiene seguro médico, se muestra en contra del proyecto de ley, sobre todo por su costo. Incluso el propio partido de Obama, el demócrata, se ha dividido, mientras que los republicanos se unieron en su condena a la reforma sanitaria con el argumento de que es el peor momento de la historia para que el gobierno cargue con el precio de un sistema de salud super oneroso, Los comentarios en los Estados Unidos y los juicios sobre el proceso abundan. Algunos aseguran que va a ser un triunfo histórico, otros dicen que equivaldrá a un suicidio político para los demócratas. Los republicanos no han dejado pasar la oportunidad de bombardear a la nueva ley de salud afirmando que es un paso firme hacia el socialismo y por primera vez en la historia democrática americana una ley en el Congreso es aprobada sin que haya ni un solo voto del partido de oposición al poder, los republicanos La popularidad de Obama ha caído por debajo del 50 % y buena parte se debe a la turbulencia que despertó esta ley . Algunos demócratas temen sufrir una paliza en noviembre, cuando se renueven la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Pero con la reforma sanitaria ya aprobada, lo más probable es que el presidente y su partido se centren ahora en medidas que continúen reavivando la economía y un estancado mercado de trabajo. La gran lección política la ha aprendido Obama quien entró al gobierno con banderita blanca pensando que era posible concertar, conversar, convencer y transigir y ceder en política. Nada más alejado de la realidad. Sus enemigos mortales los demócratas le demostraron que hay que saber jugar póker cerrado para ser presidente de los Estados Unidos.

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