Una que se lanza al agua de nuevo, pero no para casarse sino para ser por segunda vez primera figura de su país es Cristina Fernández, la actual mandataria de Argentina y quien es, sin duda, un ejemplo de tesón y de fortaleza. La semana pasada la viuda de Nestor Kirchner anunció que se presentaba a la reelección, aprovechando el momento extraordinariamente bueno que atraviesa su imagen. La presidenta supera el 50% de intención de voto a cuatro meses de los comicios. Ella debe estar pensando: ahora o nunca.
Y es que realmente los resultados de los sondeos de opinión la colocan a una distancia sideral de sus oponentes. Hay localidades del país en los que la intención de voto le asigna 53% y aun le quedan cuatro meses para terminar de anudar una nueva presidencia. La primera mandataria de Argentina manejó estratégicamente el anuncio de su lanzamiento: con suma reserva de manera de crear gran interés por el tema e incertidumbre. Y lo mismo hizo para develar quien será su compañero de fórmula, para lo cual hizo esperar a los argentinos cuatro buenos días.
Ahora ya se sabe que el seleccionado para vicepresidente en las elecciones generales del 23 de octubre, es el actual ministro de Economía, Amado Boudou de 48 años un hombre de enorme carisma y poco confrontacional. Y fue el en buena medida responsable del rumbo acertado que lleva la dinámica económica argentina. Le toca pues, ahora, a la oposición, lanzarse inmediatamente a una dura campaña, a una cuesta que será empinadísima para poder cerrar la brecha que la separa de Cristina y tratar de que la Presidenta no logre su objetivo en la primera vuelta. En este momento su más fuere contendor, el segundo candidato mejor situado según las encuestas, es el radical Ricardo Alfonsín.
Si la señora Fernández a sus 58 años se alza por segunda vez con la presidencia le habrá asegurado al kirchnerismo tres mandatos consecutivos , doce años de permanencia en el poder. Ella ocuparía la silla presidencial hasta el 2015. Cabe preguntarse qué es lo que ha hecho bien esta dama para ganar el crédito de la confianza de los argentinos por 4 años más. No es complejo. Hay una marcada percepción positiva en el país de las Pampas acerca de la buena marcha de la economía de que es atribuible a su gestión.
Su vicepresidente no es un socialista sino un ferviente sostenedor de las tesis del libre mercado y eso genera algo más de confianza. Los medios financieros reaccionaron positivamente a su designación. Pero estemos claros en que aunque el kirchnerismo no lo ha hecho mal, buena parte de la bonanza argentina la aportan los altísimos precios internacionales de los productos básicos que ese país produce.
Tampoco es que esta dama de hierro, la que tuvo que superar la pérdida de su esposo en el poder por una muerte súbita, las tiene todas consigo. La capital argentina, Buenos Aires, celebrará sus propios comicios para elegir autoridades el próximo 10 de julio y allí tiene todas las de ganar su más acérrimo opositor, el actual alcalde, Mauricio Macri quien lo ha hecho muy bien y, como en toda partes, lo que decida la primera ciudad es determinante en buena medida para lo que ocurra en el resto del país, mas adelante
El final de esta Historia no está escrito. El harto difícil que ella gane la presidencia en la primera vuelta y que no se haga necesario acudir a una segunda. Allí los opositores harán valer las debilidades del gobierno: una altísima inflación a pesar del crecimiento, controles de precios y controles de las exportaciones que mantienen a los empresarios arrodillados y el eterno tema: corrupción. Yo diría que su victoria esta casi cantada. Estaremos viendo a Cristina por 4 años más a partir de este fin de año.
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